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Noche de difuntos

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     Tras ser rechazado como boina verde, me destinaron al Regimiento de Infantería número 50, en la isla de Gran Canaria. Mi nuevo destino sería la unidad antiaérea. Portaría un cañón ligero Oerlikon de 20 mm en la trasera de mi Land Rover 109 .      Por suerte, la mitad del año estaba en reparación. Así que nos reinventaron como unidad avanzada de reconocimiento. Algo más acorde con mis inquietudes.      Aquella debía ser una maniobra más. Un ejercicio contra fuerzas especiales de infantería de marina. Buscaríamos un punto estratégico de posible desembarco enemigo, para posteriormente neutralizar la amenaza.      Salimos del campamento base y caminamos unos treinta kilómetros. Nuestro destino era la Montaña de Arinaga en Agüimes, al sureste de la isla. Su empinada ladera volcánica caía de forma vertiginosa hasta encontrarse con el azul del océano, ya anaranjado con el agónico resplandor del atardece...

Efecto mariposa

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     El efecto mariposa y la teoría del caos. Reconozco que la física y las matemáticas no son mi fuerte. Los que saben dicen que si en un sistema se produce una pequeña perturbación inicial, se podrá generar un efecto considerablemente grande a medio plazo mediante una especie de proceso de amplificación… aquello de «el batir de las alas de una mariposa puede provocar un huracán en otra parte del mundo».      Recuerdo la primera vez que fui a casa de Santi. Era primero de EGB. Ese día nos conocimos en el arenero del patio. Jugamos durante la media hora del recreo y nuestra amistad quedó sellada de por vida.      Su familia era muy educada. Sus gustos refinados casi chocaban en un barrio obrero como aquel. Pero lo que de verdad me llamó la atención, fue la colección de coches de metal en miniatura de mi nuevo amigo. Guisval, Majorette, Hot Wheels … ¡todos, los tenía absolutamente todos! En mi generación eras afortunado si r...

Dos hombres y un destino

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     Hubo una época en la que el fin de semana duraba lo que un par de botellas de whisky. Caía la tarde del soleado sábado y amanecía el tormentoso lunes. No me preguntes por los domingos.      De lunes a sábado trabajaba de doce a catorce horas diarias en un almacén de productos cárnicos en Merca Sevilla . Las tardes las ocupaba entre el hedor del gimnasio y los apuntes del acceso a la universidad. Me levantaba a las cuatro de la mañana y llegaba a casa a las once y media de la noche. Así que el desfase del fin de semana me lo ganaba a pulso.        Dos o tres tardes a la semana, mi amigo Faco me recogía con su decrépito Citroën 2cv y entrábamos juntos al gimnasio. Nos dejábamos la piel en la tarima de tanto picarnos entre nosotros. Aunque, en realidad, lo único que nos interesaba eran las tías.      Con veintipocos años, no mal parecidos y sin un gramo de grasa en nuestros cuerpos, nos pre...

Cruce de caminos

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     Aún a riesgo de que se acuerden de Perogrullo, debo empezar haciendo constar que existe una enorme diferencia entre escuchar música y sentir la música.      A los quince años pensaba que no podía haber nada más allá de Elvis. Quería ser como él. Escuchaba su música, veía las películas, leía libros sobre su vida... Escudriñaba cada contraportada de cada disco y siempre me remitían a la música blues como base de su formación musical. Cansado de tantas alusiones al género, decidí profundizar en el tema. Así que tomé el bus hasta el centro y entré en Sevilla Rock , por aquel entonces la tienda de discos más molona de la ciudad.      Rock. Pop. Country. Heavy. Punk. Hair Metal. Glam. Hip Hop. Rap. Disco. Techno. Dance…      ―¿Perdone, dónde está la música blues?      ―Al fondo. Debajo del Folk, junto a la música infantil.      Y allí era, efectivamente...

Americanos

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     El otro día, en el turno de noche, encontrándonos ociosos e inmersos en una insólita epidemia de salud, fuimos cruelmente sorprendidos por el desvelo de la madrugada frente al televisor de la sala de estar. El único canal que se sintonizaba de manera más o menos estable, nos ofreció un western clásico español. No parábamos de encontrar fallos. Mi compañero, y no obstante amigo, justo cuando el indio cherokee lanza la flecha mostrándonos la señal del reloj y la marca de la vacuna en el brazo, no aguanta más y estalla:      ―¡Vaya bodrío! ¡Anda qué los americanos iban a consentir eso enseguida!      ―Bueno ―le replico― a ellos les permitimos cosas que a otros no. Tampoco es justo eso.      ―¿A ti no te ha dado ahora por escribir? ¿Por qué no escribes una historia para una película? ―Continúa mi compañero, no exento de mofa.      ―No me lo planteé nunca, la verdad. Pero me bast...

Sobrevolando Moscú

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     El otro día unos amigos me invitaron a comer a su casa. Sus hijos estaban jugando al Anthen en la PlayStation . Entré en el salón y me quedé como un idiota. Anonadado. Sin articular palabra. ¡Joder, vaya gráficos! Claro que el pantallón del Smart TV DE 65″ Ultra 4K influía. Aquello parecía una película de cine. Intrépidos exploradores que huyen de las insulsas comodidades de la civilización para adentrarse en universos inhóspitos. Moví la cabeza de lado a lado pensando que George Lucas también venía a cenar.      Aunque estaba a años luz de todo aquello, la mirada de los niños me resultaba familiar. Sabía lo que sentían en ese preciso instante. Yo también lo sentí.      Yo sobrevolé Moscú.      Tomé entre mis manos el estuche vacío del videojuego y saqué de su interior el libreto de instrucciones. Lo ojeé por encima. Me lo acerqué a la cara. El olor de la tinta sobre el papel es algo que permane...

El blues del fetichista

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     Convivo peligrosamente con todo lo que pretende atentar contra mi salud. Sé dónde no puedo fumar, dónde no venden alcohol, lo que lleva gluten, los conservantes y los saborizantes, los lactosa free , las dietas milagro, los «sin azúcares añadidos», el aceite de palma, los alérgenos de temporada… ¡Fuera radicales libres! ¡Arriba los veganos! Todo genial. De verdad. Nunca me quejaré por exceso de información.      Pero… ¿Quién coño controla la cantidad de lycra qué hay en un pantalón?      Te subes al metro. Tomas asiento. Es algo aleatorio. Normalmente termino charlando con alguna señora mayor acerca de cómo los cumulonimbos y los nimbostratos afectan a la estabilidad de su prótesis de cadera. Siempre se aprende algo de los mayores. El problema viene en la siguiente parada. Con todos los asientos ocupados, el pasillo se desborda. Un aroma dulzón, afrutado, como a flores, me embriaga al instante y me sumerge en un univer...

Tribulaciones de un actor porno adolescente

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     Cuando te sientes delante del ordenador para masturbarte, recuerda que detrás de esos millones de cuerpos desnudos y sudorosos, detrás de toda esa lujuria y pasión, del cuero y la silicona, de los focos y las cámaras… detrás de todas esas voluptuosas mentiras, hay historias verdaderas puestas al servicio de tu imaginación para que puedas evadirte durante unos placenteros minutos.      Yo fui actor porno.      Los recuerdos de mi pubertad me sitúan agazapado junto al resto de amigos detrás de un enorme Seat 1500 , esperando a que «el Rata» apareciera tras el portal con el último número del Lib o del Interviú , extirpados con habilidad quirúrgica del somier de la cama de su libidinoso padre. Corríamos como almas que lleva el diablo hasta la clandestinidad de la escombrera detrás del polideportivo. Formábamos un corro alrededor de la revista y allí, junto a aquel arroyo donde no hace mucho cazábamos zapateros, dejáb...