Memorias de un cooperante
Dicen que un esquizofrénico es capaz de retener más tiempo los recuerdos en la memoria. Pero si algo les envidio, en realidad, es su espontaneidad. Aquel asfixiante septiembre fue como el alumbramiento de una nueva vida. El último año de carrera. El último día de estudiante. Recorrí los pasillos de la facultad y me colé en los sótanos del instituto anatómico forense. Allí, en una estrecha pared de ladrillo iluminada por una enorme claraboya, se presentaba el tablón con las calificaciones de la única asignatura pendiente: medicina legal y forense . Si aparecía aprobada… sería médico. Con pasos cortos pero firmes avancé por la galería como si del canal del parto se tratase. Me acerqué hasta aquel simbólico cuello uterino. Busqué mi nombre y se abrió la luz. ¡Era médico! Uno de los momentos más felices de mi vida, que no tuve tiempo de celebrar. Una semana después, mi novia me dejó po...