Tres mil caras

Cualquier mal whisky envejece treinta años si al brindar se descuelgan los mejores deseos y los más bellos sueños.
Cualquier mal whisky envejece treinta años si sabe evadirte de la mentira, de la hipocresía, de los miedos. Si se convierte en tu cómplice. Y te mima. Te comprende. No importa que mañana todo permanezca donde lo dejamos. El ahora es más fuerte y puede mantenerlo amordazado en algún oscuro rincón lejos de aquí. No puede contigo, no puede con nosostros, porque el tiempo se detuvo aunque las agujas del reloj se empeñen en seguir girando.
Te veo a través de la ventana. La tímida luz de la habitación muere recortando tu silueta allí donde la vista apenas alcanza. Me miras. Peligrosa invitación a un juego en el que no puedo ganar. Un juego en el que el valiente huye y el cobarde se queda a luchar. Porque lo difícil es huir cuando te miran así.

Cierro los ojos y me imagino junto a ella en el viejo sofá, en aquel recóndito pub lejos de ninguna parte. Tan cerca que la siento latir. Con disimulo paso el brazo detrás de su espalda. Suena una canción. Una que conozco. Pero sólo escucho su respiración, hasta que el golpeteo del hielo contra el cristal del vaso desvía por un momento mi atención. La poca luz que rodea la escena acaricia con timidez su interior, mostrando un mosaico de colores en un tenue vaivén. Quisiera besarte.
Se me ocurren mil maneras y un sinfín de palabras capaces de envejecer treinta años al peor de los whiskys. Pero toda esta inoportuna pedantería que intenta dar forma al papel es efímera. Todos estos momentos, los paisajes, la poesía barata, nada tiene sentido sin la compañía de quien alza la copa.

Tres mil caras tenía la masa sin forma, sí… y ninguna eras tú.
No sé si es mentira un sueño qué no se hace realidad. De lo único que puedo estar seguro en este momento, es que es muy triste estar dormido mientras soñamos.
Profundo y filosófico. Eres grande.
ResponderEliminar¡Gracias!
EliminarTantas formas de enfocarlo, tantas posibles visiones...En verdad no estoy seguro al cien por cien de haber llegado al " corazón " del relato, al sentimiento del autor.
ResponderEliminar...Pero una vez más me ha hecho "sentir algo" y eso es importante. Cada ser humano es un Universo en sí mismo; distinto y maravilloso. Cada uno ve y siente el mundo que le rodea de forma diferente..y eso es lo hermoso.Que aburrido sería que todos pensáramos y sintiesemos lo mismo ante una misma obra; por lo tanto, una vez más,..." ¡sos grande Johnny Moody!".
¡Sentir! De eso se trata, ¿no? ¡Mil gracias por tus palabras!
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