Sobrevolando Moscú
El otro día unos amigos me invitaron a comer a su casa. Sus hijos estaban jugando al Anthen en la PlayStation . Entré en el salón y me quedé como un idiota. Anonadado. Sin articular palabra. ¡Joder, vaya gráficos! Claro que el pantallón del Smart TV DE 65″ Ultra 4K influía. Aquello parecía una película de cine. Intrépidos exploradores que huyen de las insulsas comodidades de la civilización para adentrarse en universos inhóspitos. Moví la cabeza de lado a lado pensando que George Lucas también venía a cenar. Aunque estaba a años luz de todo aquello, la mirada de los niños me resultaba familiar. Sabía lo que sentían en ese preciso instante. Yo también lo sentí. Yo sobrevolé Moscú. Tomé entre mis manos el estuche vacío del videojuego y saqué de su interior el libreto de instrucciones. Lo ojeé por encima. Me lo acerqué a la cara. El olor de la tinta sobre el papel es algo que permane...